9 oct 2009

WAHS

Hoy el cielo de Zaragoza está como el de Seattle, echo de menos los paisajes verdes de allí. Cuando llegué, descreída de mi, nunca pensé que me iba a encariñar con aquella ciudad, no digo país que Estados Unidos tiene tantos aspectos envidiables como odiosos.  Me gustaba vivir en Beacon Hill y el restaurante asiático de la Beacon Ave, me gustaba la mezcla de gentes y la reuniones en casa de Pilar, de Barcelona aunque investigando allí donde había fondos para investigar. En Estados Unidos emigración y racismo no van de la mano, como sí ocurre en la piel de toro que habito, ojalá hubiera conocido menos chinos y más japoneses (el tamaño sí importa) aunque a cambio aprendí a comer sin ascos unos gusanos gordotes pero sabrosos.
Hoy estoy melancólica, hoy querría estar en un pub de los que tenían música en directo y no cansarme de estar a su lado, oliendo sus manos a tabaco de liar, con los jeans ajustados, botas de puntera, sentir su mirada, sus manos en mi espalda desnuda y su lengua trepando por el ombligo. WAHS –we’ll always have seattle-.
Silvia