24 may 2012

Rayada


Me he dado cuenta de que es voluble, cambiante, veleta, rígida en su aspecto exterior que cuida al extremo de no llevar medias de raya para no detectar ninguna torcedura por eso se la tatuó (supongo). Veo sus faldas apretadas sin braga para no revelar tampoco costuras.
Mira por encima del hombro pero nunca de los anteojos, jamás demostraría imperfección.
Es una jefa más a añadir entre los seis que ya tenía, por lo que a mi departamento respecta hay más jefes supremos que súbditos donettes.  Todos los mandamases quieren su parte de minipastelitos.



Silvia

14 may 2012

Cool hunter


No es necesario de ir cacería a Kenya (ni Bostwana) para matar grandes animales prohibidos y en extinción. Esto lo he presenciado yo, con mis ojo: un pago extra en la agencia de viajes para cazar furtivamente.  Ahora veo ese carácter oculto del zaragozano, esas ansias de cazador de grandes mamíferos, de embutidos de elefante y chuleta de león.
Grandezas y aspiraciones de todopoderosos: dejarse ver más alto que una jirafa, volver y contar sus hazañas. Para esto sirve el dinero a quienes les sobra: para alardear.
Cada cual presume de coche, de implante capilar, de trajes regalados, de chaletes y palacios, de escapada sin parienta, de enfermedad venérea, de collar de marfil, de sociedades en B, de hijas secretas y de lavar y blanquear –¿ropa?- a 60º.

A los cazadores que yo ví sólo les faltaba una keniata al lado chupándosela, una diosa de ébano que seguro pagarían para tenerlas a pares. Y luego, los del rifle quedarán en gracia con el Altísimo por haber ayudado a una comunidad africana con sus dólares y en particular con las chicas mutiladas por ablación.




Los verdaderos cazadores no son los que mejores armas poseen sino quienes con un tirachinas son capaces de llevar comida para toda su prole.
Silvia

1 may 2012

Mobbing laboral


Ya no existe, ya nadie tiene un jefe que le fastidia su jornada laboral, ni un compañero trepa que minimiza al resto y se cuelga medallas impropias.
Misteriosamente no se ven casos de acoso, como tampoco se veían en Auschwitz. Y no será porque todo va bien, quizás porque es mejor no quejarse o vas directo al crematorio del desempleo. (No lo digo desde el desconocimiento, he pisado ese suelo empañado en sangre y olido el espanto que producen sus barracones. Permitidme, esta licencia en la composición de hoy).

Silvia