11 abr 2012

Laburo

Con P de petardas. Será casualidad pero tengo una colección de petardas cuyos nombres comienzan por esta letra: Penélope, Paz Vega o la Patacki por malas pésimas actrices. Malas con avaricia, ahora bien me destapo el sombrero ante sus representes que las han hecho famosas pese a sus facultades limitadas.

No hay nada mejor que un trabajador que hace bien su trabajo: viva la eficacia y la eficiencia.
Y de esos jefes tan eficaces para con sus subordinados hay pocos.
En mi vida laboral sólo me he topado con uno, muy machote a la par.
En cambio melindrosos endiosados he tenido varios. Se hacen endiosar y alardean de estar sobre la tierra sin pisar el hediondo suelo.
Hacen sentir a los demás que existe una falla infranqueable entre el dios jefe y los mamarrachos trabajadores, de quienes se sirve para ser llevado en andas.  Esos jefes que hablan sin comunicarse, que opinan de temas que le son desconocidos, que se hacen expertos en un tema cuando consiguen escribirlo sin faltas de ortografía, que la era digital los ha elegido a dedo para desempeñar sus funciones ( ¿funciones? Qué palabra es esa? Cuál es su contenido? se preguntan a la vuelta de sus vacaciones dónde se fueron a celebrar que habían sido nombrados jefes) .



Y ¡ay! cuando se les descubre que no tienen un esqueleto que les soporte, sus carencias y límites.
Cuántas más lagunas se les descubren más veces marchan de vacaciones donde nadie les descubra cuán profunda pueda ser su ignorancia…pero qué poderoso su poder aún estando lejos.

Qué desgracia la del subordinado cuando le toca –en la rifa digital- un jefe así .

Silvia

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