29 jul 2008

29 julio 2008

Me siento fracasada, todos los anhelos de cambio y de avance que yo traía a esta ciudad se me están derritiendo, y no sólo por el calor sino por el ardiente provincianismo, la escasa preparación de muchos bien sentados en sus sillones, las tragaderas de los intermediarios y la tolerancia burocrática. El gobierno ha ido colocando a su gente (apta o no, no importa) en cargos representativos e institutos oficiales y ahí se quedan (véase de la mujer, asuntos sociales, tecnología...)
Casi da igual que existan pruebas, dossieres documentados, conversaciones a tres blandas y personas infiltradas para desentrañar una madeja que lejos de llegar al meollo cada vez es mayor. 
V está hasta el cuello de sus jefes, sus compañeros solo piensan ya en colocarse (muchos llevan meses lamiendo culos y haciendo referencias en administraciones que sí sobrevivirán después del 14 septiembre cuando la expo baje la persiana).
Y la Expo me parece pachanga para el pueblo, pan y circo de artistillas de medio pelo, con el humor somarda incomprensible para muchos que incluso nacimos aquí. El programador de espectáculos (y creo ya van dos) se está luciendo, quiero pensar que su programación no está resultando todo lo buena que él hubiera deseado y que está atado a contratos/compromisos con representantes/grupos lastimeros. ¿Verdad querido Iparra?



Joder para esto no me vine yo de Estados Unidos, echo de menos los tomates verdes fritos. ¡Mierda de provincianismo!
Silvia

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