1 nov 2011

La vida instrucciones de uso

Me levanto, medito frente los árboles que crecen en el patio interior de la comunidad. Repaso a los vecinos: el pescatero que se ducha cuatro veces al día, la señora que colocó unas cortinas transopacas para ver sin ser vista, los del piso de estudiantes que devoran partidos de fútbol, las amigas que hacen topless dentro de su salón con la ventana de par en par, el viejito que riega cien tiestos, los ecuatorianos que guisan a todas horas, el cachazas que siempre cena tortilla cla-cla-cla el tenedor bate los huevos todas las santas noches y los recién llegados que sólo tienen tangas en el tendedor. (La explicación es que tienen lavadora-secadora y sólo lavan a mano la ropa interior de ella: él no lleva o es que sus slips no valen nada?)



Liberada de la meditación les cambio el escenario: al pescatero lo coloco detrás de las cortinas para no ver yo cómo se frota, a la señora la siento a ver deportes y beber cerveza, a los estudiantes los tumbo en el suelo embadurnados de crema solar, a las amigas las meto juntas en la ducha cuatro veces al día tras un cristal empavonado, al viejito a comer tortillas multienérgicas, a los ecuatorianos les doy la manguera de regar, al cachazas a lavar calzoncillos a mano y a los nuevos inquilinos me los traería a casa para intimar.
De esta igual me sale un vecindario tan rico como el de George Pérec.

Silvia

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