11 may 2009

Peligro: sueca!

Hoy me ha llegado una postal de Annë desde Fuerteventura, vino la primera vez a Zaragoza con el equipo que montaría el pabellón de Suecia.  Coincidí con ella en un arco de seguridad y sucesiva espera en una sala de reuniones, le quise ayudar a colocar su maletón en la cinta transportadora viendo que articulaba torpemente un brazo, la causa había sido una descarga eléctrica de la policía en una manifestación en su ciudad, imposible de pronunciar con tantas consonantes seguidas.

Fue muy amable relatándome la historia truculenta sobre la pistola eléctrica (el chisme más raro que yo he tenido cerca fue un ahuyentador de violadores durante varios meses agarrado a mi cintura como si fuera una petaca) y yo estaba entusiasmada, me contó cómo durante el apretón de electricidad notó que le freían el cerebro, los ojos queriéndosele salir de las órbitas y corazón a 300 ppm. Y entonces cuando pensaba que el cuerpo le iba a estallar, entonces cayó fulminada al suelo junto a los otros amotinados. Algunos con convulsiones, vómitos y ataques de tos,  y Annë que conserva las secuelas evidentes: movilidad parcial del brazo izquierdo.  No buscó más explicaciones ni denunció al Orden.

Es una tipa pletórica, está pasando una semanita en las islas afortunadas con su niña y sin maromo.



Qué suerte tienen las suecas, altas rubias, sin maromos, con hijos por el mundo y sin pedir explicaciones.

Entre la envidia y la lástima hay un paso, no sé cuál es el sentimiento que tengo con ella.
Silvia