10 dic 2011

Apertura

A la gente hoy se la mide por su grado de apertura mental, de piernas o de labios. 
Fíjense en las gentes: los modelos se fotografían con la boca abierta, los mejores comerciales van con las piernas abiertas por delante y los buenos políticos actúan con la mente abierta. 

Abrir – cerrar, aceptar- negar. Es lo mismo. 

Hoy es más sencillo sobrevivir con la mente abierta, con la adaptación como bandera y el saber rectificar. Lo dijo el refrán y hoy lo refrenda la actitud personal: rectificar o adaptarse a los cambios nos hace fluir mejor en el magma diario. 
Contraponerse por definición al sistema crea tal infelicidad interna que aumentan las dolencias mentales y corporales. Somos un todo. 

Por mi trabajo ando volcada en textos agresivos, sobre conductas adolescentes, reputación del agresor y grupos sociales víctimas. 
Ojo a la reputación social del adolescente porque este panorama apunta hacia un peligro inesperado e inmanejable. Reputación es cuando uno se ve a través de los demás. 
De veras hace falta un espejo para verse? Tan poco y mal se conocen los adolescentes? Para eso tienen gadgets? Todo me parece ridículo. 
Parece que de los cuentos que les narraron en su infancia extrajeron la falta de afectos en Hansel y Gretel, la rivalidad en Cenicienta, los celos y la envidia de las hermanastras, el traumático paso a la pubertad de Caperucita, el trabajo humillante de Cinderella y la agresividad de la Bestia. 



La cerrazón de estos jóvenes a media cocción se puede arreglar, hay que sacarlos fuera para que vean la vida. El mundo no se acaba en su ciudad ni en su país ni en su realidad. El mundo empieza al otro lado de la calle, si uno quiere. 

Silvia

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