19 dic 2011

Bet-and-win

3horas en una casa de apuestas, bet-and-win.
Hacer de compañera traductora es a veces una auténtica mala jugada. Cobrar sólo por tiempo o palabras ya no tiene sentido en las nuevas formas de vida, de búsqueda de la felicidad y de PNL.
Debería cobrar yo por la ausencia de felicidad.
3 largas horas encerrada en una habitación de 20 metros compartida con ruidos, volúmenes más que audibles, voces insólitas y cutre color. Horas mirando a un ventanal de espaldas al grupo, a los conspiradores que no podían intercambiar información. Ni un paisaje para ver, ni un animal volando delante de los cristales, ni murciélagos atraídos por las ondas ruidosas. Un tiempo no vivido ni recuperable. Un tiempo impagable.
3 horas entre muros grises de hormigón oculto por paneles vinelados, una sala terrible en un no-lugar. Una sala que vive de aquello que no tiene ni toca, que existe por y para que el público acuda, gaste, consuma, un habitáculo de donde una quinta parte no sale contento. Allí ganan los benefactores de los que pierden y dicen que ese 20% es además reincidente en su pérdida.

¿Por qué tipo de masoquismo acepté yo estar presente en estas mierdas? no es por dinero si no por favores que además ni debo (creo que me los impongo). Pude ir al wc una sola vez con un olor nauseabundo a estiércol.  3 horas oyendo sobre técnicas, cruces y caballos.
Llegado un momento se desplegó una pantalla, todos corearon bet-and-win a ritmo de borntorun, aplaudieron a un telón poseídos por el ritmo.
Me compensa esta úlcera nerviosa que he vivido hoy?


Lo peor es que han quedado tan contentos que me volverán a llamar, y yo iré.
Prefiero ejercer mi compañía traductora en una piscina cubierta, en un club privé o en una despedida de soltera.  O 3 horas acompañando a una amiga a tener una pelea con su novio, en su misma habitación pero tratando de fundirme con el papel pintado.

La vida si no es lúdica no es vida.
Silvia

No hay comentarios:

Publicar un comentario