1 abr 2012

Iglesia: stock de 5

Cinco han sido los sacerdotes ordenados el año pasado en Zaragoza, ya sé que hay otras diócesis en Aragón como Jaca, Tarazona o Teruel, pero ciñéndome a la que me rodea: cinco, cinco hombres (véase aquí personas con atributos masculinos) nada más. O sea, la fábrica funcionando a pleno rendimiento para dar 5 elementos.  El año anterior fueron 3 y antes 8, -también el año de la expo resultó destacado en materia sacerdotal parece-.
Vaya, qué ruina productiva, cinco elementos para toda la diócesis. Hay el doble de  probabilidades de encontrarse un iraní por la calle que un cura recién salido del horno.  Así que es entendible que su campaña publicitaria para convertirse en sacerdote sea “una vida apasionante y un trabajo fijo”.

Crecí al margen de la religión cristiana católica apostólica y romana, la situación en que mi madre me trajo al mundo no era bien vista e incluso era mejor tenerme alejada de otros niños por si les podía pegar la lepra oscura de eeuu. No salió en mi piel, pero saldrá en otra generación claro.
Escenas de cristos ensangrentados y vírgenes con puñales clavados en el corazón es lo menos indicado para una infancia feliz aunque lo vivas como si fuera una historieta, también el lobo con colmillos infectos de sangre se come a la abuelita.



No comparto que en este país se mantenga a esta empresa tan enchufada para que se le exima de pagar impuestos, se le sufraguen sus gastos y departamentos formativos, se les mantenga aún cuando tienen a la mujer aprisionada y cuya fábrica sacerdotal en todas sus plantas de la península da 162 unidades. ¿Se puede justificar de algún modo? Sí, por la línea directa que tiene la Iglesia con el poder, por ese teléfono rojo (morado clerical). El poder político unido al poder del temor da como resultado una masa temerosa del Más Allá y de los recortes económicos.  La única respuesta que se oye es la de siempre: Amén y así sea. Por tanto no hay diferencia entre esta religión enraizada en ejpaña y la que acata al imán que se escucha en las mezquitas.

Así es, efectivamente: poder y religión de la mano como antaño.  Los de arriba cada vez están más altos y los de abajo más hundidos.

Silvia

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